La quinta sesión del TNP, que acabó hace un par de horas, estuvo rápida y muy reída. El texto de Arlette abrió con una metáfora que resume el encuentro: los profes son como el Señor Corales de un circo. Particularmente su historia, basada en la diversidad de lugares, tipos y niveles socioeconómicos de escuelas en las que ha trabajado, nos hizo dialogar en torno a la pluralidad de escenarios educativos y cuáles son las experiencias de los docentes en cada uno de ellos. ¿Con cuántas variables lidian los profes? Métodos de enseñanza, tipos de estudiantes, edades, administrativos, apoderados, sindicatos, familias, precariedades económicas son algunos de los tópicos que salen una y otra vez en los textos.
La salud docente también ha sido un tema. Rayén ingresó al taller con un reciente diagnóstico de quiste en las cuerdas vocales, lo que vino a cambiar radicalmente su vida y sus posibilidades de hacer clases. Uno podría pensar que estamos hablando de una maestra mayor, pero lleva cinco años de ejercicio y ya tiene una enfermedad profesional. Cinco años. ¿Cuántos profesionales hacen uso de su voz -alta, forzada- para comunicarse con más de treinta personas alrededor de ocho horas diarias? No es que los profesores sean el gremio más sacrificado de todos, pero, y aludiendo a una figura que Paula mencionó: ¿Si los obreros usan zapato de seguridad, cuáles son nuestras prácticas de autocuidado? ¿Cuál es el zapato de seguridad del docente?
Sandra y Carolina cerraron la sesión. La primera, profesora de lenguaje, nos entregó su visión de los pequeños cambios que ha propiciado en la vida de sus alumnos, a la vez de que batalla con la planificación de la gestión escolar actual y con toda su red de burocracia. Criticó fuertemente que tales órdenes de la práctica docente provengan de organismos técnicos, desvinculados de la realidad de cada establecimiento. Tal como ella los llama en su escrito, los "monstruos curriculares" que han parido profesionales no docentes, fueron el eje sobre el cuál se dialogó. Una tormenta de experiencias salieron a flote a propósito de ese tema. Cada una tenía un libro para contar respecto de las veces que chocan con modelos de gestión que no se ajustan a la realidad de sus aulas y que presionan el quehacer del profesor.
Carolina, educadora de párvulos, hoy nos bautizó: somos "las hermanas del perpetuo desorden", en alusión a un libro que leyó hace poco. Un grupo de mujeres que desarman el mundo y lo vuelven a construir.
Yo sé que cualquier profesor que lee esto encuentra muchas obviedades. Toda persona que conoce de cerca el mundo docente puede afirmar que está constituido por todo lo que hoy se dijo y más. Nada muy revolucionario ni nuevo hay en estas palabras. Lo que sí es nuevo y es revolucionario es que nos juntemos todos los martes a conversar, tomar té, hacernos preguntas y respondernos entre risas o entre lágrimas. Sí es transformador que todo esto lo estemos escribiendo y que a través de los textos nos estemos transformando en Jaq'i, o sea "personas", en aymara. Para llegar a ser "persona" en su cultura, dijo Helena, nunca se debe dejar de aprender.
BF 16 de abril de 2014
Patio del Museo de la Educación Gabriela Mistral, lugar de trabajo del TNP. Abril 2014
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